S.2.2 El funeral de Robert

Carmen.....Jolin Monre-Tyler.............Agente de la CIA, piloto de helicóptero, primo de Robert......POD 12
Lvis..........Mary Ann Monroe-Tyler.....Ingeniero aeronáutico de la NASA, esposa de Jolin...............POD 12
Galileo......David Monroe-Tyler..........Fotógrafo, artista, ocultista aficionado, primo de Robert.......POD 12
Dani.........Jane Turner.....................Ingeniero técnico industrial, novia de David........................POD 12

El funeral tiene lugar por la mañana en la Casa Fune­raria Myers, contigua al Cementerio del Viejo Molino, a varios kilómetros de la ciudad. La funeraria es a la vez un lugar de negocios y una residencia. El señor y la señora Myers viven en el piso de arriba. A la residencia se accede por unas escaleras que vienen del vestíbulo de la entrada prin­cipal, cerradas con un cordón de terciopelo del que cuelga un cartel en el que se lee "Privado". El numeroso cortejo fúnebre se reúne en el vestíbulo de la planta baja.

Cuando Jane y David se acercan a la afligida madre para darle el pésame perciben que tras su cuidadosa compostura se esconde el esfuerzo por no perder el control de sus emociones. Pronto tendrá que desahogar su pena reprimida o si no estallará.

Mientras tanto, Jolin y Mary-Ann se dedican a escuchar los susurros de otras conversaciones que tienen que ver con la muerte de Robert y oyen que:
+ El accidente ocurrió después de la medianoche en Newbury Road. Robert perdió el control debido a la lluvia, su coche patinó y se chocó contra un gran olmo.
+ Robert sufrió graves quemaduras, por lo que Myers no ha podido organizar un funeral con el ataúd abierto.
+ Robert se comportaba de manera extraña las semanas an­teriores al accidente. Si su madre hubiera sido consciente de ello, tal vez la muerte hubiera podido evitarse. Pero ella estaba demasiado ocupada con su carrera.
+ A horas poco habituales, varias personas habían visto a Robert pasear o estar sentado en este mismo cementerio, como si supiera que algo malo estaba a punto de ocurrirle y que pronto se encontraría allí.

Por último, justo antes de que la ceremonia comience, presencian un ligero revuelo al fondo de la habitación, cerca de la entrada ex­terior. Allí está parada una extraña figura, un vagabundo que viste una gabardina sucia, andrajosa, con el cuello subido y un sombrero de ala ancha calado en su cabeza. Unas gafas oscuras ocultan los ojos del forastero. Myers avanza rápidamente hacia el intruso y le lleva fuera enérgicamente (N. del G.: Se trata de Robert, camuflado para no delatar su actual aspecto de gul; preocupado por su antigua madre no ha podido resistirse a echar una ojeada). Cuando in­tentan seguir al hombre que ha sido expulsado, Myers les coge suavemente del brazo y les conduce hasta un asiento, diciéndoles en voz baja que la ceremonia está a punto de comenzar.

La misa de difuntos es larga. Al final del elogio, el cortejo fúnebre forma una fila para pasar frente al ataúd cerrado y dar el último adiós al muerto. Cuando la señora Monroe-Tyler se acerca al féretro, solloza y se desploma encima del ataúd, aferrándose a los agarraderos de metal usados por los portadores del féretro. Dos hombres inten­tan apartarla con cuidado, pero ella no cede y sigue agarrada. El ataúd cae sobre el estrado. La sacudida deja la tapa del ataúd abierta y todos pueden ver que no hay ningún cuerpo en el ataúd, sino ladrillos. Los invitados se quedan boquiabiertos o gritan. "¡El cuerpo ha sido robado!" exclama alguien. ¿Qué ha pasado con el cuerpo de Robert Tyler?

Al ver docenas de ladrillos de chimenea en el ataúd en lugar del cuerpo de su hijo, la señora Monroe-Tyler queda en estado de shock. Los amigos y la gente que está a su lado tratan de conso­larla. Un doctor va a buscar su maletín, pero antes, a la angustiada madre le da dado tiempo a rogar ayuda a Jolin y los demás. David acerca su péndulo de cristal (N. del G.: en absoluto mágico) de ocultista aficionado a los ladrillos del ataúd a ver si hay alguna clase de "fuerza extraña". Cuando el grupo inspecciona el ataúd llegan a la conclusión de que jamás albergó cadáver alguno.

El señor Myers, el director del funeral, trata de calmar a la gente. Aquí y allá se elevan voces airadas. Myers asegura que ha llamado a la oficina del sheriff y que han enviado a alguien que llegará pronto para iniciar la investigación. Está totalmen­te desconcertado, no puede entender cómo ha podido suceder un cosa así ni por qué. Nunca le ha­bía pasado nada igual (N. del G.: está mintiendo, lo único que quiere es ganar tiempo para tratar con el sheriff, otro de los participantes en la conspiración ahora descubierta, y ver cómo pueden solucionar la situación. El falso funeral de Robert podría haberse desarrolla­do sin ningún contratiempo, pero ahora que se ha des­cubierto que el cuerpo ha desaparecido, el plan ha fraca­sado. Los miembros del culto que están implicados en la simulación del funeral deben hacer todo lo posible por mantener en secreto la existencia de su culto.) Cuando algunos intentan poner calma nadie lo consigue.

Al ver que es imposible calmar a la gente, hablar por separado con Myers, o colarse en la casa, el grupo vuelve con la señora Monroe-Tyler. Para entonces el doctor ya ha vuelto y le ofrece un sedante. El doctor se presenta como Thomas Tyler, hermano del fallecido esposo de Jennifer (N. del G.: y otro de los miembros de la conspiración). Dice que se llevará a la señora Monroe-Tyler a su casa, en donde él y su mujer pueden hacerse cargo de ella (N. del G.: y de paso, tenerla controlada). El doctor Tyler les entrega su tarjeta, que tiene es­critos varios números de teléfono y de fax, y les garabatea detrás la di­rección de su casa, para que vayan a visitar a su tía cuando quieran.

En ese momento la policía del condado hace apa­rición, con el mismo sheriff Clemens a la cabeza. Éste habla con Myers en privado en su oficina, mientras los agentes toman la declaración de los invitados (incluidos los investigadores). Al terminar, los agentes les mandan a casa, y en poco tiempo el edificio se queda vacío. Sólo quedan el señor y la señora Myers y la policía. Una vez les dejan marcharse, los investigadores van a la casa del doctor Tyler para ver a su tía.



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