LAS MASCARAS DE NYARLATHOTEP - CC- 5a6.00
INTERLUDIO: OJOS QUE NO VEN
La institución más antigua del mundo para el encarcelamiento de dementes es el Hospital de Bethlem, que ha sufrido muchos cambios desde la fundación en 1247 del Priorato de la Estrella de Belén en el lugar que hoy es la Estación de la Calle Liverpool de Londres. Desde 1377, los lunáticos eran internados en el hospital del priorato. En 1500, Bedlam (N. del G. : en inglés, significa tanto “manicomio” como “belén”) ya se había convertido en un término infame. Cuando Enrique VIII rompió con el Papado y tomó el control de los edificios de la Iglesia de Inglaterra, donó el Priorato a la Ciudad de Londres (en 1546) y pronto se convirtió para dedicarse tan sólo al cuidado de lunáticos. En 1675, el hospital fue trasladado a Moorfields.
A lo largo de la historia del hospital, los látigos y las cadenas que eran el único tratamiento disponible para los dementes constituyeron probablemente menos detrimento para ellos que los escándalos financieros comunes en el hospital. Gran parte del dinero dejado en cepillos de toda la ciudad acababa en el bolsillo del alcaide. Tristemente, el mejor modo de ayudar monetariamente a los internos era unirse a los tropeles de curiosos que iban a reírse de los locos. Los visitantes eran muy generosos al comprar los dibujos o poemas hechos por los lunáticos, que podían gastar el dinero en mejor comida, ropa o carbón para el invierno.
En 1700, la palabra “paciente” reemplazó a “lunático” y el tratamiento general de los dementes comenzó a mejorar. En 1770, las admisiones de público fueron limitadas en cierto modo al racionar el número de boletos de admisión. Aunque James Hadfield aún vendía sus poemas (uno memorable fue un elogio a su ardilla mascota), la situación monetaria en el hospital había mejorado tanto que el proceso le proveía de lujos como tabaco, en lugar de comida y carbón. En 1815 el hospital se trasladó de nuevo a Lamberth Road. El año 1844 vio la introducción de salas acolchadas y, poco después, no se utilizaba en el hospital ningún otro método de restricción. De hecho, por esa época la brutalidad se había desvanecido de todos los manicomios de Inglaterra.
En 1912, el hospital se volvió verdaderamente moderno con la adición de una amplia variedad de especialistas médicos a la plantilla. En 1930, abrió el Hospital Real de Bethlem en Croydon. Lord Rothermore había adquirido el área de Lambeth Road para convertirla en parque público; el edificio central se convirtió finalmente en un museo de guerra en los años 30. El hospital acogía tal vez a unos 250 internos ya fuese en Lambeth Road o en Croydon.
Para ser un manicomio, Bethlem era extremadamente agradable: en 1890 y desde entonces el peor castigo que sufrían los pacientes es el aislamiento en una sala acolchada. Por otra parte, el edificio está repleto de atractivas diversiones eduardianas: bádminton, billares, críquet, dominó, plenitud de música y bailes ocasionales. Incluso se anima a los internos a tener mascotas para fomentar la responsabilidad.
A lo largo de la historia del hospital, los látigos y las cadenas que eran el único tratamiento disponible para los dementes constituyeron probablemente menos detrimento para ellos que los escándalos financieros comunes en el hospital. Gran parte del dinero dejado en cepillos de toda la ciudad acababa en el bolsillo del alcaide. Tristemente, el mejor modo de ayudar monetariamente a los internos era unirse a los tropeles de curiosos que iban a reírse de los locos. Los visitantes eran muy generosos al comprar los dibujos o poemas hechos por los lunáticos, que podían gastar el dinero en mejor comida, ropa o carbón para el invierno.
En 1700, la palabra “paciente” reemplazó a “lunático” y el tratamiento general de los dementes comenzó a mejorar. En 1770, las admisiones de público fueron limitadas en cierto modo al racionar el número de boletos de admisión. Aunque James Hadfield aún vendía sus poemas (uno memorable fue un elogio a su ardilla mascota), la situación monetaria en el hospital había mejorado tanto que el proceso le proveía de lujos como tabaco, en lugar de comida y carbón. En 1815 el hospital se trasladó de nuevo a Lamberth Road. El año 1844 vio la introducción de salas acolchadas y, poco después, no se utilizaba en el hospital ningún otro método de restricción. De hecho, por esa época la brutalidad se había desvanecido de todos los manicomios de Inglaterra.
En 1912, el hospital se volvió verdaderamente moderno con la adición de una amplia variedad de especialistas médicos a la plantilla. En 1930, abrió el Hospital Real de Bethlem en Croydon. Lord Rothermore había adquirido el área de Lambeth Road para convertirla en parque público; el edificio central se convirtió finalmente en un museo de guerra en los años 30. El hospital acogía tal vez a unos 250 internos ya fuese en Lambeth Road o en Croydon.
Para ser un manicomio, Bethlem era extremadamente agradable: en 1890 y desde entonces el peor castigo que sufrían los pacientes es el aislamiento en una sala acolchada. Por otra parte, el edificio está repleto de atractivas diversiones eduardianas: bádminton, billares, críquet, dominó, plenitud de música y bailes ocasionales. Incluso se anima a los internos a tener mascotas para fomentar la responsabilidad.
El Hospital Real de Bethlam, tal como era en 1815-1838
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