LAS MASCARAS DE NYARLATHOTEP- CC- 5.05
EL GRAN DESIERTO DE ARENA
Miguel Ángel (3).......James Curtnert............Cazador
Dani (5)..................Adrian Eastwood..........Agente de negocios de importación-exportación
Migu3l (4)...............Frank Donahew.............Arqueólogo del Museo Egipcio de El Cairo
Lvis (6)...................Steve Donahew............Antropólogo del Museo Egipcio de El Cairo y profesor de Universidad
Aparte de monte bajo, polvo y rocas, hay poco que ver. Una elevación del terreno de un centenar de metros ya es lo bastante importante como para ser señalada en los mapas de inspección de mayor escala. No se ven corrientes de agua por ninguna parte. Cada muchos kilómetros la expedición atraviesa señales de burros o de camellos, o incluso las huellas dejadas por los neumáticos de un coche o un camión. David Dodge señala que “no hay manera de saber cuándo se formaron esas huellas de neumáticos; el desierto es tan seco que en algunas regiones las huellas pueden seguir siendo visibles durante años”. A pesar de los frecuentes problemas automovilísticos de poca importancia, como neumáticos desinflados, tubos de radiador que se rompen, etcétera, Dodge dirige la expedición con maestría.
Los amaneceres y atardeceres son bellos y conmovedores. Sorprendentemente, dos o tres veces al día los personajes pueden ver humo procedente de hogueras lejanas. Dodge explica que “los aborígenes usan el fuego para atrapar a sus presas y para cocinarlas y las columnas de humo para poderse orientar cuando viajan largas distancias a través de estas tierras llanas y casi carentes de puntos de orientación”.
El segundo día de viaje, se cruzan con un prospector. Este sujeto, montado en su camello, está harto del desierto. Dice que se va de la región para marcharse al Este porque están ocurriendo cosas muy extrañas. A veces la tierra tiembla; ha visto enjambres de murciélagos en el desierto y los aborígenes están desapareciendo. Dice que se va a ir a Meekatharra, una ciudad civilizada y al cuerno con este condenado lugar.
El tercer día tienen que vérselas con un enorme incendio en los matorrales que amenaza con rodear al grupo. Todo el mundo puede ver que, a lo lejos, las llamas llegan hasta una altura de diez metros. La expedición decide intentar ir más deprisa que las llamas, y los conductores de los caminones se ganan bien el sueldo, llevándoles a todos sanos y salvos hasta el lecho de un lago seco antes de que las llamas les alcancen.
El cuarto día, tienen que parar durante tres horas mientras una tormenta de arena azota los camiones. Después de que haya pasado, los carburadores de ambos camiones están obstruidos y deben ser desmontados y limpiados. La tormenta hace que se pierda un día entero.
En el quinto día de viaje se topan inesperadamente con lo que parece ser una ruta muy usada. Muchos vehículos la han usado, tanto en un sentido como en el otro. La ruta gira en dirección Norte, internándose directamente en el gran desierto de arena. David Dodge, en su calidad de guía, prefiere dirigirse al Sur, para llegar al Pozo Nimberra antes de la puesta del Sol. Cowles está de acuerdo con él. Al final se hace lo que propone Dodge. Más adelante, camino del pozo, llega un momento en que suben una cuesta y ven que la ladera por la que van a bajar ha sido erosionada hasta formar extrañas formas cónicas coronadas por rocas suaves y aplanadas. En otro momento encuentran un enorme pedrusco de arenisca roja, cuyos ángulos han sido suavizados por el viento; éste además ha formado en él un agujero ondulado que lo atraviesa de parte a parte. Esta roca se encuentra en la mitad de otra cuesta descendente, bellamente distinguible contra el sol de levante.
La ruta de los investigadores por el Gran Desierto de Arena
El Pozo Nimberra es un pequeño estanque de aguas salobres, con espuma de color verde en los bordes. Como quiera que entre el anochecer y el amanecer gran cantidad de vida salvaje, incluyendo serpientes extremadamente venenosas, se acerca al pozo, la expedición acampa a una distancia respetable del mismo. Por la tarde, varios de los miembros de la expedición se ocupan de hervir agua del pozo para obtener agua potable. En este pozo, la ruta seguida por los personajes cruza la ruta de ganado de Canning y es fácil encontrar señales que indican el paso de ganado. Dodge indica animadamente que “los excrementos secos son un buen combustible para las hogueras”.
Los amaneceres y atardeceres son bellos y conmovedores. Sorprendentemente, dos o tres veces al día los personajes pueden ver humo procedente de hogueras lejanas. Dodge explica que “los aborígenes usan el fuego para atrapar a sus presas y para cocinarlas y las columnas de humo para poderse orientar cuando viajan largas distancias a través de estas tierras llanas y casi carentes de puntos de orientación”.
El segundo día de viaje, se cruzan con un prospector. Este sujeto, montado en su camello, está harto del desierto. Dice que se va de la región para marcharse al Este porque están ocurriendo cosas muy extrañas. A veces la tierra tiembla; ha visto enjambres de murciélagos en el desierto y los aborígenes están desapareciendo. Dice que se va a ir a Meekatharra, una ciudad civilizada y al cuerno con este condenado lugar.
El tercer día tienen que vérselas con un enorme incendio en los matorrales que amenaza con rodear al grupo. Todo el mundo puede ver que, a lo lejos, las llamas llegan hasta una altura de diez metros. La expedición decide intentar ir más deprisa que las llamas, y los conductores de los caminones se ganan bien el sueldo, llevándoles a todos sanos y salvos hasta el lecho de un lago seco antes de que las llamas les alcancen.
El cuarto día, tienen que parar durante tres horas mientras una tormenta de arena azota los camiones. Después de que haya pasado, los carburadores de ambos camiones están obstruidos y deben ser desmontados y limpiados. La tormenta hace que se pierda un día entero.
En el quinto día de viaje se topan inesperadamente con lo que parece ser una ruta muy usada. Muchos vehículos la han usado, tanto en un sentido como en el otro. La ruta gira en dirección Norte, internándose directamente en el gran desierto de arena. David Dodge, en su calidad de guía, prefiere dirigirse al Sur, para llegar al Pozo Nimberra antes de la puesta del Sol. Cowles está de acuerdo con él. Al final se hace lo que propone Dodge. Más adelante, camino del pozo, llega un momento en que suben una cuesta y ven que la ladera por la que van a bajar ha sido erosionada hasta formar extrañas formas cónicas coronadas por rocas suaves y aplanadas. En otro momento encuentran un enorme pedrusco de arenisca roja, cuyos ángulos han sido suavizados por el viento; éste además ha formado en él un agujero ondulado que lo atraviesa de parte a parte. Esta roca se encuentra en la mitad de otra cuesta descendente, bellamente distinguible contra el sol de levante.
La ruta de los investigadores por el Gran Desierto de Arena
El Pozo Nimberra es un pequeño estanque de aguas salobres, con espuma de color verde en los bordes. Como quiera que entre el anochecer y el amanecer gran cantidad de vida salvaje, incluyendo serpientes extremadamente venenosas, se acerca al pozo, la expedición acampa a una distancia respetable del mismo. Por la tarde, varios de los miembros de la expedición se ocupan de hervir agua del pozo para obtener agua potable. En este pozo, la ruta seguida por los personajes cruza la ruta de ganado de Canning y es fácil encontrar señales que indican el paso de ganado. Dodge indica animadamente que “los excrementos secos son un buen combustible para las hogueras”.
3 comentarios:
Ya me he leido toda la campaña, ha habido buenos momentos, sobre todo en Londres y Egipto!
Me queda una duda, la campaña (y el posteo en el blog) sigue viva?
Pdt: si no es mucha molestia podrias postear o enviarme un par de personajes?
-Josefina Perez: me he quedado con la mosca tras leer de lo que es capaz en el barco al ser deportada a Peru.
-Sofia Welss: le he cogido cariño a la unica superviviente jejeje
Suerte con la campaña!
Me alegro de que te haya gustado :P
Nosotros lo hemos pasado de miedo :D
A ver, la campaña sigue viva, pero jugamos de Pascuas a Ramos... la crónica que ves implica como tres años y medio de tiempo real, para que te hagas a la idea. Precisamente por eso empecé a hacerla, porque a la peña se le olvidaban las cosas; así se la podían repasar antes de la partida.
Supongo que en verano la acabaremos, ¡o eso espero!
En cuanto juguemos las nuevas sesiones las postearé por aquí, eso sin duda.
Y las fichas te las envío, por supuesto :D
Envíame un mail a mi correo y te contesto con ellas adjuntas 8)
¡Hasta pronto!
Y espero que te guste La Bibloteca de Pnakotos :D
Yo tambien me alegro que te haya gustado (eso si, no sabes que irritable se pone Sofia Welss en medio de la partida xDD); la verdad es que jugue mal con Josefina en el barco, pero pensandolo me alegro porque sigue viva, sino fuera por eso ahora mismo dudo mucho de que siguiera en ese estado xDD. Por cierto, si tectokronos te manda las fichas, piensa que esa en particular ha tenido un trote que ni siquiera me lo creo yo. Y por ultimo, este finde terminamos con Australia, asi que en breve se pondran las nuevas aventuras de estos locos investigadores.
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