LAS MASCARAS DE NYARLATHOTEP- CC- 4.12
DIVIDE Y VENCERÁS
Miguel Ángel (3).......James Curtnert............Cazador
Pablo (1).................Jason Dallas................Mercenario
Adrián (1)................Sofía Wells (Srta.)........Parapsicóloga (amiga de Jackson Elías)
Dani (5)..................Adrian Eastwood..........Agente de negocios de importación-exportación
Migu3l (5)...............Kipchirchir...................Guía keniata
Lvis (6)...................Steve Donahew............Antropólogo del Museo Egipcio de El Cairo y profesor de Universidad
Lvis (5)...................Edward Moore..............Misionero
Tras llevar al pobre Frank Donahew al hospital para que se recupere de su caída al pozo, donde intercambian toda la información y experiencias, los investigadores (junto con Smythe-Forbes) van al hotel a tener una relajada comida.
Tras un rato de tranquilidad, un hombre blanco, evidentemente un gran cazador, irrumpe violentamente en el restaurante. Portando una escopeta mata-elefantes, que dispara contra el techo cuando cree que le están ignorando, el Coronel vocifera que están impidiendo que se gane la vida por culpa de periodistas entrometidos que proclaman que algo “sobrenatural” está sucediendo en su alojamiento en la espesura, cuando todo el mundo sabe que allí no hay nada más natural que la sangrienta y violenta muerte.
En cuanto ve a Smythe-Forbes, se encamina implacablemente hacia la mesa de los investigadores. No hace concesiones ante las delicadezas de Natalie Smythe-Forbes, a la que ahora considera un implacable enemigo que quiere arruinarle. Por si fuera poco, ha sido acusado del ataque en el Star debido a sus amenazas y ahora se le está marginando en la parte blanca de la ciudad.
Cuando los investigadores muestran interés por el Coronel éste habla con ellos y no tarda en invitarles a su casa de caza, sobretodo porque parecen saber algo sobre investigaciones o muertes. ¿Podrán los investigadores limpiar su nombre? Les dice que pueden pensar lo que quieran, pero que pueden comprobar que él no tenía razón alguna para atacar el Star. Las noticias sobre los peligros en su albergue son tonterías y desea probarlo. Las muertes son cosa de animales salvajes devorando a turistas imprudentes, ni más ni menos.
El Coronel Endicott es un hombre de piel rojiza, alto y recio, que apesta a desesperación y whisky, e imposible de ignorar. Colérico y belicoso, el Coronel nunca acepta un no por respuesta y protege su negocio y su reputación como una leona protege a sus cachorros. Mide más de 1’90 m. Su cara roja como los ladrillos, mostacho agresivo y sombrero flexible hacen que no pase desapercibido. Siempre va con su escopeta mata-elefantes (“Sra. Carruthers”).
Los investigadores deciden formar dos grupos: Curtnert, Dallas, Kipchirchir y Steve Donahew irán, junto con Sam Mariga, a la Montaña del Viento Negro. Son seis días hasta llegar allí, y otros tantos para volver (si vuelven). Wells y Moore acompañarán al Coronel a su casa de caza para investigar lo que está ocurriendo. Presumiblemente acabarán la investigación mucho antes de que los otros vuelvan, así que mientras tanto Eastwood conseguirá pasajes para un transatlántico que les lleve desde Mombasa hacia el Este, bien a Australia bien a China. Cuando el grupo de expedición vuelva (o si tras pasadas dos semanas no han vuelto) recogerán a Frank Donahew del hospital y tomarán el tren que les lleve a Mombasa, desde donde coger el barco.
Tras un rato de tranquilidad, un hombre blanco, evidentemente un gran cazador, irrumpe violentamente en el restaurante. Portando una escopeta mata-elefantes, que dispara contra el techo cuando cree que le están ignorando, el Coronel vocifera que están impidiendo que se gane la vida por culpa de periodistas entrometidos que proclaman que algo “sobrenatural” está sucediendo en su alojamiento en la espesura, cuando todo el mundo sabe que allí no hay nada más natural que la sangrienta y violenta muerte.
En cuanto ve a Smythe-Forbes, se encamina implacablemente hacia la mesa de los investigadores. No hace concesiones ante las delicadezas de Natalie Smythe-Forbes, a la que ahora considera un implacable enemigo que quiere arruinarle. Por si fuera poco, ha sido acusado del ataque en el Star debido a sus amenazas y ahora se le está marginando en la parte blanca de la ciudad.
Cuando los investigadores muestran interés por el Coronel éste habla con ellos y no tarda en invitarles a su casa de caza, sobretodo porque parecen saber algo sobre investigaciones o muertes. ¿Podrán los investigadores limpiar su nombre? Les dice que pueden pensar lo que quieran, pero que pueden comprobar que él no tenía razón alguna para atacar el Star. Las noticias sobre los peligros en su albergue son tonterías y desea probarlo. Las muertes son cosa de animales salvajes devorando a turistas imprudentes, ni más ni menos.
El Coronel Endicott
El Coronel Endicott es un hombre de piel rojiza, alto y recio, que apesta a desesperación y whisky, e imposible de ignorar. Colérico y belicoso, el Coronel nunca acepta un no por respuesta y protege su negocio y su reputación como una leona protege a sus cachorros. Mide más de 1’90 m. Su cara roja como los ladrillos, mostacho agresivo y sombrero flexible hacen que no pase desapercibido. Siempre va con su escopeta mata-elefantes (“Sra. Carruthers”).
Los investigadores deciden formar dos grupos: Curtnert, Dallas, Kipchirchir y Steve Donahew irán, junto con Sam Mariga, a la Montaña del Viento Negro. Son seis días hasta llegar allí, y otros tantos para volver (si vuelven). Wells y Moore acompañarán al Coronel a su casa de caza para investigar lo que está ocurriendo. Presumiblemente acabarán la investigación mucho antes de que los otros vuelvan, así que mientras tanto Eastwood conseguirá pasajes para un transatlántico que les lleve desde Mombasa hacia el Este, bien a Australia bien a China. Cuando el grupo de expedición vuelva (o si tras pasadas dos semanas no han vuelto) recogerán a Frank Donahew del hospital y tomarán el tren que les lleve a Mombasa, desde donde coger el barco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario