LAS MASCARAS DE NYARLATHOTEP- CC- 3.21
EL TURF CLUB
Adrián (1)................Sofía Wells (Srta.)........Parapsicóloga (amiga de Jackson Elías)
Dani (5)..................Adrian Eastwood..........Agente de negocios (nuevo miembro del grupo)
Miguel Ángel (4).......David Perchov..............Teniente de EE.UU. (nuevo miembro del grupo)
Migu3l (4)...............Frank Donahew.............Arqueólogo (nuevo miembro del grupo)
Lvis (6)...................Steve Donahew............Antropólogo y profesor (nuevo miembro del grupo)
Durante la cena salen muchos temas a colación, y todos intercambian opiniones respecto a la expedición Carlyle, la delicada situación política debida al mercado de exportación de antigüedades, las investigaciones del Dr. Kafour, el Faraón Negro, la Hermandad, Jackson Elías… y, por supuesto, la Fundación Penhew.
Nigel Wassif les cuenta que actualmente una de las expediciones de la fundación, la expedición Clive, se encuentra en Menfis. Hace algunas semanas la expedición se encontraba en Gizeh, donde descubrió una cámara secreta en la pirámide pequeña, que contenía los restos sin momificar pero notablemente bien conservados de una reina egipcia hasta el momento desconocida. Ningún jeroglífico permitía identificarla, pero los magníficos objetos funerarios que la acompañaban convencieron al Dr. Clive, líder de la expedición, de que se trataba de una de gran importancia. Se notificó a las autoridades egipcias y se hicieron los preparativos para extraer el sarcófago y la momia, sacándose sólo de la cámara un cofre de oro finamente trabajado que contenía papiros. Sin embargo, los pergaminos eran totalmente ilegibles al haber sido mal sellado el cofre al colocarse originalmente en la cámara funeraria.
Tres noches más tarde pudieron escucharse unos gritos terribles, procedentes del interior de la pirámide. Cuando los arqueólogos entraron, al cabo de 20 minutos, la momia, el sarcófago y los dos agentes de policía egipcia que montaban guardia habían desaparecido sin dejar rastro. Los guardias no han aparecido y se supone que han muerto. Nadie se explica cómo pudieron los ladrones llevarse tan rápidamente un sarcófago de alabastro que pesa varias toneladas y que habría requerido de la expedición varios días de trabajos para moverlo. El polvo de los pasillos no mostraba más que las huellas, perfectamente identificables, de los miembros de la expedición y de las autoridades arqueológicas, sin que aparecieran por parte alguna señales de rodillos o roces en puntos estratégicos de los pasadizos (donde hubiera sido necesario apuntalar los tornos que permitirían arrastrar el enorme peso).
Todos se quedan fascinados por la historia de Wassif, así que éste les dice que hay quien podría darles más detalles. Al parecer, un arqueólogo holandés, Janwillem Vanheuvelen, fue expulsado por el Dr. Henry Clive, supuestamente por incompetencia y alcoholismo. Vanheuvelen no se podía permitir un billete de vuelta a Europa, y está todavía en alguna parte de El Cairo.
Nigel Wassif les cuenta que actualmente una de las expediciones de la fundación, la expedición Clive, se encuentra en Menfis. Hace algunas semanas la expedición se encontraba en Gizeh, donde descubrió una cámara secreta en la pirámide pequeña, que contenía los restos sin momificar pero notablemente bien conservados de una reina egipcia hasta el momento desconocida. Ningún jeroglífico permitía identificarla, pero los magníficos objetos funerarios que la acompañaban convencieron al Dr. Clive, líder de la expedición, de que se trataba de una de gran importancia. Se notificó a las autoridades egipcias y se hicieron los preparativos para extraer el sarcófago y la momia, sacándose sólo de la cámara un cofre de oro finamente trabajado que contenía papiros. Sin embargo, los pergaminos eran totalmente ilegibles al haber sido mal sellado el cofre al colocarse originalmente en la cámara funeraria.
Tres noches más tarde pudieron escucharse unos gritos terribles, procedentes del interior de la pirámide. Cuando los arqueólogos entraron, al cabo de 20 minutos, la momia, el sarcófago y los dos agentes de policía egipcia que montaban guardia habían desaparecido sin dejar rastro. Los guardias no han aparecido y se supone que han muerto. Nadie se explica cómo pudieron los ladrones llevarse tan rápidamente un sarcófago de alabastro que pesa varias toneladas y que habría requerido de la expedición varios días de trabajos para moverlo. El polvo de los pasillos no mostraba más que las huellas, perfectamente identificables, de los miembros de la expedición y de las autoridades arqueológicas, sin que aparecieran por parte alguna señales de rodillos o roces en puntos estratégicos de los pasadizos (donde hubiera sido necesario apuntalar los tornos que permitirían arrastrar el enorme peso).
Todos se quedan fascinados por la historia de Wassif, así que éste les dice que hay quien podría darles más detalles. Al parecer, un arqueólogo holandés, Janwillem Vanheuvelen, fue expulsado por el Dr. Henry Clive, supuestamente por incompetencia y alcoholismo. Vanheuvelen no se podía permitir un billete de vuelta a Europa, y está todavía en alguna parte de El Cairo.
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