DEMONIOS BRITANOS, EL LIBRO DE CAYO ANTONIO

Otros títulos usados en La Llamada de Cthulhu:
- Diabolis Britannia, Libri Gaius Antonius
Idioma: Latín
Lugar, fecha (y editorial) de publicación/hallazgo: el original data del año 28 aC; se sabe que de éste se creó una copia en el SXII, que es la que se conoce. El libro tiene una cubierta de cuero marrón y carece de ilustraciones interiores o exteriores. Es de tamaño folio y tiene 129 páginas.
Autor(es): un monje italiano; no se tienen más datos. Sí se sabe que el copista más reciente fue el fraile Cosimo Caldini, e hizo la copia en Italia en 1179.
Copias disponibles en: el original de Antonio está desaparecido; se sabe que el Dr. John Dee tuvo una copia de la versión del monje italiano en su casa del Christ's College, en Manchester.

Sobre el autor
Sin información adicional

Contenidos
El libro, en esencia, es una descripción de la vida de un centurión romano y la época en que ésta se desarrolla, en el Londres del 28 a.C. Gran parte de la copia recoge una acción que Antonio llama “La Limpieza”, en la que soldados bajo su mando dan muerte a los miembros de un antiguo culto que practica rituales profanos y demoníacos en una cueva situada junto a un río.
Los miembros de ese culto estaban invocando a una bestia que Antonio compara con Escila, que surgía de un estanque de un líquido plateado, fangoso y arremolinado que él, de nuevo empleando analogías con la mitología griega, dice que es idéntico al propio Caribdis. Sitúa lo que él llama “El pozo de Caribdis” en la orilla norte del recodo de un río en algún lugar a cinco kilómetros de la Isla de los Perros. (Una tirada con éxito de idea localiza esta cueva en algún terreno cerca del Puente de Londres.)

Datos de juego
Tiempo de lectura: A discreción del Guardián
Plus al conocimiento: +6% en Mitos de Cthulhu
Pérdida de Cordura: -1/1D6 puntos
Hechizos: Multiplicador x5 (debido a la corta extensión y a la facilidad de la lectura)
SEGÚN EXTRAÑOS EVOS:
- Contactar con Hastur
- Encantar cuchillo
- Llamada del cristal
- Sellar pozo
- Convocar al Rey Amarillo (Llamar a Hastur)
- Convocar/Atar Byakhee


CULTOS DE LA INGLATERRA ROMANA: ESTUDIO DEL LIBRO DE CAYO ANTONIO
Otros títulos usados en La Llamada de Cthulhu: Éste es el único título que se usa en el juego.
Idioma: Inglés
Lugar, fecha (y editorial) de publicación/hallazgo: El volumen está encuadernado en cuero marrón y tiene el título impreso, en oro, sobre el lomo. Fue escrito entre 1590 y 1594 en Londres y publicado por Turner.
Autor: Joseph Barker
Copias disponibles en: desconocido

Sobre el autor
Este personaje contemporáneo a John Dee, que se dedicaba al comercio de especias y a otras actividades algo más oscuras, también escribió otros libros de los Mitos, "La caída de las Tres Gracias" y "Bajo el Signo Amarillo".

Contenidos/Diferencias con el original
Este volumen omite las primeras 23 páginas de la versión original en Latín.
Su texto está escrito en inglés y tiene notas a pie de página que describen los ritos, las ceremonias y aportan referencias históricas.

Datos de juego
Tiempo de lectura: A discreción del Guardián.
Plus al conocimiento: +8% en Mitos de Cthulhu
Pérdida de Cordura: -1/1D6 puntos
Hechizos: Multiplicador x2
SEGÚN EXTRAÑOS EVOS:
- Contactar con Hastur
- Convocar al Rey Amarillo (Llamar a Hastur)
- Convocar/Atar Byakhee
- Encantar cuchillo
- Llamada del cristal


CITAS CONOCIDAS

  • Alcanzamos el vil lugar en la hora en que muere la noche y vimos a lo lejos varias antorchas y braseros iluminando la colina. Rápidamente nos dirigimos hacia las luces y nuestros oídos fueron asaltados por los cánticos de los paganos que se congregaban allí. Sus palabras nos eran desconocidas, pero adiviné que estaban invocando a un dios, o semejante, al que conocían como Ae’es Dur.
    Entramos en la cámara en la que se reunían y nos vimos enfrentados a una masa humana que se estremecía y contorsionaba. Casi doscientos pérfidos hombres y mujeres, muchos desnudos y practicando actos de una repugnante lascivia, representaban una ceremonia que era dirigida por diversas criaturas, entre ellas la propia prole alada del mismísimo Hades. En el centro de esa terrorífica estancia había un pozo, no, un estanque, una vorágine en la que se arremolinaba y giraba un espeso lodo plateado, similar al legendario y hediondo Caribdis, y de él manaba el hedor más horripilante que nadie pueda imaginar.
    De repente, el director de la multitud de esa banda de demonios alzó sus manos y se hizo un enorme silencio. Entonces se desató un estruendo de borboteos y burbujas, y el pozo comenzó a aspirar hacia su interior para, posteriormente, expandirse bañando todo lo que estaba junto a sus orillas. De él surgió la criatura más espantosa que haya visto nunca, equiparable sólo a la propia leyenda de Escila, su cabeza y tentáculos agitándose para tratar de agarrar a una víctima y despedazarla... No puedo seguir recordándolo.
    Baste con decir que aquellos pocos hombres que aún estaban junto a mí (muchos habían perdido la cordura ante tal visión) decidieron comenzar a destruir el lugar.


  • En esa tarea fuimos ayudados por uno de los nativos de aquella tierra, que tras conocer nuestra misión había rogado que le dejáramos prestarnos su ayuda. Sus compatriotas le describían como un hombre de grandes poderes mágicos que era capaz de expulsar cualquier mal. Yo dudaba de sus poderes y no tenía nada claras sus intenciones pero le dejé acompañarnos, pensando que no podía hacernos ningún daño.
    Aún recuerdo vívidamente el milagro que fue capaz de obrar. Mientras mis soldados daban cuenta de los malignos adoradores, este hombre, al que sus compañeros llamaban druida, corrió hasta el mismo borde del pozo del que había surgido esa horrible monstruosidad. De una bolsa de cuero sacó tres brillantes joyas de diferentes colores, una azul, una verde y una amarilla, y las colocó en el suelo, frente a él. Entonces se arrodilló frente a ellas y, tomando una pequeña daga, se hizo un profundo corte en la palma de la mano, dejando que la sangre bañara las tres piedras. Éstas, al manar el líquido vital sobre ellas, silbaron y crujieron. Justo en el momento en que la criatura lanzaba uno de sus serpentinos tentáculos hacia el druida, él insertó en orden las joyas en unas hendeduras que había en tres terribles altares que rodeaban el estanque. Al tiempo que colocaba en el altar central el último de los cristales, la piedra amarilla, gritó unas palabras que resonaron como la frase «¡Aian fol talanna chu!». En ese momento el monstruo desapareció y el pozo quedó sellado como por una losa de piedra.
    El mago había quedado realmente consumido por la experiencia y más tarde supe que hubo de gastar gran cantidad de energía y magia para obrar la expulsión de la bestia hacia el pozo. Un hombre más débil no podría haber sido capaz de completar el hechizo. Doy gracias a los dioses por haberme dejado convencer por él y haberle permitido que nos acompañara hasta aquel terrorífico pozo...


  • La muchedumbre estaba ensimismada ante la visión de su dios y nosotros atacamos. Las bajas fueron muy numerosas, pero finalmente conseguimos hacer retroceder a la criatura allí por donde vino y, cuando nuestra tarea hubo concluido, sellamos para siempre aquel abyecto pozo...


FUENTES DE INFORMACIÓN
- Extraños Evos, pág. 54 (cita), 54-55, 58(cita), 58



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