Sombra de Nyarlathotep (EL)

-V, M- Este hechizo también es válido en las Tierras del Sueño. Aprender este hechizo cuesta 1 punto de POD. Para lanzarlo, el brujo necesita medio litro o más de sangre humana, y tres pollos vivos. El hechizo le cuesta al lanzador 3 puntos de Magia y 1D3+1 puntos de COR. La sangre puede venir de cualquiera, pero debe ser fres­ca y caliente.

Después de destripar los pollos y entonar palabras de terror a Nyarlathotep, aparece una forma grande y umbrosa, la sombra de una de las mil formas de Nyarlathotep. Puede escogerse cualquier aspecto si está retenido como ima­gen en la mente del lanzador.

Entonces la sombra camina hacia su objetivo pre­tendido, en donde surge y desalienta a la persona a quien acosa de docenas de modos inesperados. Hay en torno a ella una especie de pavor retorcido y una extraña frialdad que la hace imposible de ignorar.

Quienes vean la sombra a distancia pierden 1D2/1D6+1 puntos de COR. Si una persona se acerca a la sombra o si lo hace ésta en un lugar en donde no puede ser evitada, el objetivo se percata de los detalles de la sombra. Quienes la vean de este modo pier­den 1D6/1D20 puntos de COR pues es una auténtica visión del Caos Reptante.

La sombra sigue las órdenes del lanzador durante una hora antes de desvanecerse. Puede asustar, ho­rrorizar y enervar a quienes la vean, pero no puede afectarlos físicamente, mover cosas ni realizar ataques. Los síntomas físicos comunes de un susto así incluyen pesadillas, sudoración excesiva e incontinencia nocturna.

El ritual puede llevarse a cabo también con pollos muertos pero entonces aparece una versión más débil y pequeña de la sombra. Esta causa sólo una pérdida de COR de 1/1D6 por verla y sólo obedece al lanzador durante cinco minutos antes de desvanecerse. El coste de cordura para el lanzador es el mismo.

Cualquier versión de la sombra es dispersada al di­rigir hacia ella una luz potente, como la presencia cercana de un gran fuego o los faros de un automóvil, pero las luces eléctricas ordinarias de una habitación no la hacen huir.