Dividir el Ka (Se, 5.5)

-V, S, M- Por medio de este hechizo, el realizador puede colocar una porción de su esencia vital o ka en uno o más de sus órganos vitales. Hecho esto, el mago puede extraer el órgano hechizado y seguir viviendo y manteniendo la identidad del realizador. El uso del hechizo es bastante costoso tanto para el cuerpo como para el espíritu del hechicero. El hecho de extraer las propias entrañas cuesta al realizador 2D10 COR y la pérdida definitiva de 1 punto de POD por órgano extraído.

Este hechizo fue utilizado por primera vez por seguidores del Faraón Negro, Nephren-Ka, quienes extraían de su cuerpo los órganos vitales y los escondían en lugares seguros. De no ser por su contrapartida, el hechizo podría hacer al realizador prácticamente imposible de matar. En el cerebro se asienta el poder del hechizo y, como tal, no puede ser extraído. Sí el cerebro fuera destruido, los otros órganos perderían sus propiedades mágicas y el realizador moriría. (Seguramente habría otros hechizos que permitieran a los sacerdotes poder disfrutar del sentido de la vista, el tacto etc.)

Los sacerdotes de Nephren-Ka no podían transplantar sus órganos a otras personas, pero hoy en día, gracias a los avances tecnológicos que se han desarrollado en este campo, un brujo puede hacerlo. Incluso mientras está desencarnado, el hechicero será capaz de percibir donde están las otras partes, así como de dirigir sutilmente los cuerpos para que se acerquen unos a otros. Cuando dos cuerpos se encuentren a una distancia de una manzana o dos, el hechicero recuperará la plena conciencia y tendrá acceso a todos los recuerdos, conocimientos y hechizos. El realizador también tomará el control de aquellos cuerpos que se encuentren próximos entre sí y en ese momento pasarán a tener una sola mente. El POD del que dispondrá el hechicero es el suyo propio, pero sus puntos de Magia serán la suma de los suyos más los de aquellos a los que controla. Sus puntos de Magia se regeneran, mientras que el resto sólo podrán emplearse una vez y únicamente mien¬tras el realizador mantenga su dominio.