Destierro de Yde Etad (5.5, D20)

-V, S, M- Éste es un hechizo de magia tribal. Sirve para devolver a su lugar de origen a la mayoría de las inteligencias, humanas o similares, capaces de viajar entre las dimensiones, siempre que dispongan de voluntad propia. Este hechizo no tiene efecto alguno sobre servidores, mercenarios, esclavos, o cualquier otro tipo de criatura que reciba las órdenes de una inteligencia distinta a la suya. Si el hechizo es realizado correctamente, el Destierro será permanente e irrevocable. Cada Destierro servirá solamente para un individuo, no para una clase de éstos.

Al menos tres personas han de participar en el hechizo, y todas deben conocerlo. El resto de los participantes también contribuirá a la efectividad del hechizo, pero el número total de ellos debe ser siempre divisible entre tres. Cada uno perderá 1D4+3 puntos de Magia y 1D4 puntos de COR. Aprender este hechizo requiere doce horas de tiempo, una tirada de INTx4, y la pérdida de 1D3 puntos de COR. Realizarlo en su totalidad lleva más o menos una hora.

El Destierro surte efecto tras destruir con llamas rituales una impronta que represente a la criatura objetivo, para lo que siempre será mejor utilizar una que pertenezca realmente a ésta, aunque se puede preparar una que la sustituya de acuerdo a una fórmula incluida en el hechizo.

Éste debe realizarse al aire libre y en mitad de la noche, a ser posible en un lugar de poder relacionado con la criatura objetivo, ya se trate de aquellos lugares en los que se aparece, el último lugar en que se sabe que estuvo, o su punto de entrada a esta dimensión.

Los realizadores del hechizo deben dividirse: una tercera parte de ellos debe permanecer fuera de un círculo de protección y las otras dos terceras partes quedarse en su interior. Haciendo uso de una mezcla de tierra de diatomeas (compuesta en su mayor parte de dióxido de Silicio), de cal, o de seplolita (silicato magnésico), combinada con beleño seco o con ajo, el grupo más numeroso de realizadores dibujará un círculo en el suelo, lo bastante amplio como para tenerles a todos ellos en su interior dejando en el centro espacio suficiente para una hoguera. Éstos deben recitar unos complicados versos a la vez que se dibuja el círculo. Una vez hecho esto se usan nuevas cantidades del compuesto para trazar una serie de símbolos complejos, sin parar en ningún momento de leer los versos en voz alta, o declamarlos de memoria.

En ese momento, los realizadores que se han quedado fuera del círculo deben trazar con el mismo compuesto uno nuevo, de mayor tamaño que el primero, con el que rodear todo lo descrito anteriormente. Los realizadores que se encuentran en el interior del círculo deben colocar sus improntas personales (que pueden ser una simple firma en un papel, o algo igualmente característico) a intervalos equidistantes a lo largo del perímetro del círculo interior. Cada uno de los realizadores debe decir su nombre en voz alta en dirección a los cielos en el preciso instante en que coloque su impronta en el lugar adecuado. Estas improntas personales deben permanecer en su lugar hasta que el ritual haya finalizado. Una vez listos los círculos de protección, los realizadores que están en el círculo interior deben hacer un fuego ritual sobre una parrilla suspendida a una distancia del suelo de entre 5 y 15 cm. La hoguera debe tener un tamaño moderado con llamas claramente visibles. A la vez que el fuego es encendido, los realizadores deben repetir un nuevo verso complejo. El fuego debe arder sin parar hasta que la impronta de la víctima sea destruida por completo; si comienza a consumirse o se apaga, el destierro habrá fracasado, de modo que resulta conveniente tener todo el combustible necesario dentro del círculo interior.

Una vez el fuego esté ardiendo con fuerza, los realizadores que se encuentran en el círculo interior deben lanzar a las llamas mechones de sus propios cabellos y recortes de las uñas de sus manos y pies, todo ello sin parar de recitar los cánticos correspondientes. Una vez que empiece a salir humo de los recortes de las uñas, los realizadores deben colocar sobre las llamas la impronta de la víctima deseada, de manera que pueda ser visto por todos los participantes en el hechizo hasta el preciso instante en que se consuma por completo. En ese momento, la imagen de la criatura a la que se quiere desterrar aparecerá, aullando de agonía, y de manera paulatina regresará a su propio plano de existencia para siempre. Mientras tanto los realizadores repetirán un último verso, y permanecerán en silencio durante 3D10 minutos de juego adicionales. Una vez transcurrido ese tiempo, y tras destruir los círculos, los realizadores podrán marchar en paz.

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