LAS MASCARAS DE NYARLATHOTEP- CC- 2.01

EN EL HOSPITAL

Lvis (2)..................Richmond Burke.......Político
Dani (1).................Herbert Stockton.......Historiador


Tras lo sucedido en el Mauritania a estos dos les viene bien internarse en el hospital por una temporada. Así, poco a poco irán recuperando la vitalidad necesaria para continuar la investigación.
Los asistentes y enfermeros del hospital les atienden muy bien (N. del G.: El nivel económico de ambos personajes es un buen aliciente para su correcta atención por parte del personal del hospital). Son internados en la misma habitación, y periódicamente reciben la visita de un enfermero para ver cómo están.

La misma mañana del ingreso Scotland Yard les hace una visita, y tras tomarles declaración abandonan la habitación. Agotados, y medicados, se abandonan al sueño. En pleno amodorramiento oyen abrirse suavemente la puerta de la habitación; el característico frotar de las suaves zapatillas de enfermero contra el suelo de la habitación se deja oír. Una silueta de batín blanco entra, y cierra la puerta. Piensan lo tranquilizador que es que se ocupen de ellos así, y lo rápido que se van a recuperar. La figura saca una prenda color rojo intenso del interior de su batín, y se la pone en la cabeza. Un momento... la modorra de los personajes se disipa de repente: ¡es el gorro de la Lengua Sangrienta! ¿Pero cómo es posible? Todo cobra sentido cuando el “enfermero” les dedica una macabra sonrisa y, tras sacar su navaja barbera del bolsillo del batín, exclama: “¡Me encanta mi trabajo!”
El sectario se abalanza sobre Stockton que apenas puede creérselo. Burke, atemorizado, huye de la habitación como puede (N. del G.: recordemos el estado de sus piernas) y al llegar al pasillo empieza a gritar, pidiendo auxilio. Afortunadamente los agentes de Scotland Yard todavía estaban en el hospital, en esa misma planta (N. del G.: Tomando declaración al médico que les había atendido para saber si lo que habían dicho los personajes tenía sentido) y acuden rápidamente en su ayuda.
Stockton intenta mantener a distancia con la barra de goteo al maniaco, que le lanza feroces cuchilladas, pero está demasiado débil y es incapaz de contenerle. El asesino le reduce rápidamente y un par de puñaladas ya son demasiado para Stockton, que cae inconsciente. En su frenesí psicótico, el Destripador se dispone a rematar la faena... una atronadora tormenta de plomo se lo impide. Scotland Yard ha llegado justo a tiempo. Los agentes enfundan sus armas humeantes, y con total profesionalidad, se encargan de la situación. Se ocupan del cadáver del Destripador, se encargan de que se lleve a Stockton a cuidados intensivos, y a Burke a otra habitación para acabar su recuperación. (N. del G.: Esto nunca lo supieron los investigadores, pero si no sufrieron otros ataques durante su recuperación, fue gracias a la eficaz vigilancia de Scotland Yard, a los que injustamente criticarán durante toda el capítulo. No será la última vez que les salven la vida, sin ellos saberlo.)



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