LAS MASCARAS DE NYARLATHOTEP- CC- 1a2.05

13 DE FEBRERO, POR LA TARDE

Miguel Ángel (1).....Josefina Pérez...........Ocultista
Adrián (1)..............Sofía Wells (Srta.).....Parapsicóloga (amiga de Jackson Elías)
Lvis (2)..................Richmond Burke.......Político
Dani (1).................Herbert Stockton.......Historiador


En la comida vuelven a reunirse todos, pero después cada uno se dedica a sus asuntos y entabla relación con distintos pasajeros (N. del G.: Stockton y Burke irán el resto del viaje siempre juntos, como uña y carne. Tanto Pérez, como Wells irán por su cuenta).

Por su parte, la Srta. Wells prosigue con su particular visita al barco. En un momento dado, se percata de que un tipo la está siguiendo. Se encuentran en ese pasillo solos ellos dos, en las tripas del barco, lejos de todos. Desconfiada, intenta despistarle por los retorcidos pasillos de la cubierta, pero no lo consigue. Durante el periplo, ve en un reflejo que su perseguidor tiene algo brillante en la mano, posiblemente un arma blanca. Asustada, se remanga las faldas y echa a correr con la mala suerte de que llega a un pasillo con la puerta cerrada desde el otro lado. Su perseguidor la da alcance y se para a unos pocos pasos, sonriendo. Es delgado, y de pómulos prominentes. Tiene el pelo moreno y parecería indio de no ser por sus intensos ojos verdes. Sus uñas son extremadamente largas, y cuando le dedica una sonrisa maliciosa puede ver unos dientes amarillentos y afilados (N. del G.: este personaje es un enviado por Bernardo Díaz, alcalde y líder de la secta familiar de Castronegro –en la que todos tenían los rasgos característicos de este “hombre”- , antes de que Josefina Pérez resolviera el caso –y la mayoría de los Díaz y los Villeira-Pereira, que eran las familias de la secta, resultasen muertos o encarcelados- , para encargarse de la Srta. Wells, que consiguió huir del lugar sabiendo demasiado. Obviamente, la Srta. Wells le reconoce en el acto por su físico.) Anda lentamente hacia ella, jugueteando con el cuchillo, disfrutando de su pánico. Con manos temblorosas, la Srta. Wells saca el revólver de gran calibre que lleva en el bolso y encañona al asaltante, que en ese momento se abalanza sobre ella. Fuera de sí, provoca la detonación del arma y el agresor deja caer el cuchillo y se tambalea hacia ella. Ve un primer plano de esos diabólicos ojos verdes a los que, poco a poco, abandona la vida. Finalmente, el atacante cae inerte en el suelo del pasillo.
Volviendo en sí, consciente de lo que ha hecho, huye del lugar rápidamente y sale a la cubierta donde todo el mundo se dedica a actividades ociosas e inocentes. Puede ver a Stockton y Burke enfrascados en una partida de tejo, y a Pérez charlando animadamente con unos caballeros. Disimuladamente, se acerca a la borda y arroja al océano el revólver: “Las armas las carga el Diablo”. Deja que el vaivén de la cubierta la tranquilice, mientras cierra los ojos. La adrenalina baja poco a poco, y por fin vuelve a abrirlos. En ese momento su mirada se clava en un personaje de la cubierta, y siente una extraña atracción. Sin poder evitarlo, se dirige hacia él a presentarse.
Es pequeño, redondo, y de cabello blanco despeinado. Sus ropas están algo arrugadas y va mal afeitado. Propenso al mareo, lo está pasando bastante mal. Así, cuando la señorita Wells se le aproxima se muestra poco amigable. Sin embargo, en cuanto se fija en ella la pasión surge ardientemente (por ambas partes). Al parecer, se trata del Profesor Alvin Morley Paterson, que acaba de retirarse como profesor de Historia europea en la Universidad de Harvard, habiendo dedicado la mayor parte de su vida a investigaciones académicas en solitario. Ahora pretende ver mundo, y está de viaje con el dinero que ha ahorrado. Primero visitará a un primo en Londres, para después recorrer Europa a un ritmo lento, y llegarse finalmente hasta el Oriente Próximo. Tiene camarote en primera clase (es decir, en la cubierta A, como los investigadores). Sin más preámbulos, la pareja se dirige al camarote del profesor a desfogar sus instintos.

Mientras tanto, Pérez se encuentra con un grupito de tres personajes bastante peculiar. El Profesor Fuda y sus dos alumnos, Hargrove Thorpe y Richard Bloch, que están profundamente mezclados en la parte oscura de los Mitos. Los tres son de Arkham, y allí descubrieron recientemente una antigua hermandad de maléficos hechiceros que, a través de rituales impíos, habían alcanzado la inmortalidad. Consiguieron desbaratar un proyecto de dicha hermandad, para encontrarse posteriormente con que era mucho más fuerte de lo que se habían atrevido a pensar. Los tres se dirigen ahora a Jerusalén para consultar algunos libros arcanos sólo disponibles allí. Esperan aprender lo suficiente para acabar con la amenaza, y además salvarse de la maléfica hermandad:
- El Profesor Felix Fuda enseña Metafísica medieval en la Universidad Miskatonic. Es un intelectual, aunque su participación en la parte oscura de sus estudios ha hecho aflorar sus cualidades más activas. Por lo general no tiene mucho que decir, pero cuando habla es para hacer preguntas incisivas y relevantes, o para hacer callar a uno de sus alumnos si habla mucho o revela demasiado.
- Hargrove Thorpe es un estudiante universitario y tiene toda la pinta. Lleva el pelo liso peinado a la última moda, usa el argot de más actualidad, confía mucho en sí mismo y va elegantemente vestido. Es un joven bien proporcionado y luce bigote a la moda. Amistoso y extrovertido, conversa con facilidad. Lleva en el cuello un pequeño colgante de arcilla con un Símbolo Arcano grabado, que es lo que hizo que Pérez se fijase en el grupo, por casualidad.
- Richard Bloch es el tercero de los hombres de Arkham. Es alto, fuerte y muy imaginativo. Su deporte favorito es el lacrosse, pero su tema favorito de conversación son las novelas baratas. Puede enfadarse con rapidez, y si cree que se burlan de él puede reaccionar violentamente.
En un momento determinado, Pérez se da cuenta de que la señorita Wells se retira hacia la zona de camarotes con un caballero. Acto seguido se disculpa del grupo y les sigue sin que se den cuenta hasta el camarote del Profesor; desde el pasillo del camarote escucha a la pareja en acción.

En otro lugar de la cubierta, Stockton y Burke se dedican a hacer amigos entre la alta sociedad mientras juegan al tejo. Stockton, que suele ser bastante reservado e introvertido, por algún motivo cae bien a todo el mundo y es el alma de las fiestas; paradójicamente, Burke que suele ser el de charla fácil pasa a ser “el amigo de Herb” para los tripulantes de primera. Todo el mundo quiere estar con Herbert, ser su amigo, y oír sus interesantes anécdotas.
En un momento dado, ambos se percatan de que la Srta. Wells se retira con el caballero que habían visto en la escala de embarque por la mañana hacia la zona de camarotes. A continuación, ven como Pérez, que estaba hablando con tres caballeros desconocidos, se despide y sigue a la pareja con obvias intenciones de espionaje.



El salón del Mauritania


Más adelante, Stockton y Burke se dedican a jugar al ratón y al gato con el sacerdote, a quien por fin consiguen encontrar en la Cubierta A; cuando le preguntan, se despide tajantemente con un fuerte acento ruso y se marcha. Más tarde van a presentarse al sobrecargo, Malcolm Pinkum, que es un hombre grande, de aspecto bonacible, y algo estúpido. Le cuentan (N. del G.: se chivan de) que el sacerdote siempre merodea por la Cubierta A, cuando está expresamente prohibido a los pasajeros ir a cubiertas superiores. El sobrecargo les tranquiliza, diciendo que se ocupará de ello en cuanto pueda. Después investigan al sacerdote, hasta que finalmente consiguen saber el camarote en el que se aloja, que resulta ser en la Cubierta D. Junto con Pérez, bajan a esa cubierta a espiar, pero no sacan nada en claro.

Sugerencia: No te olvides nunca de los PNJs, aliados, neutrales o enemigos, de aventuras y campañas anteriores. Enriquecerán mucho las partidas, así como el trasfondo del personaje; todas sus acciones deberían tener consecuencias, y no sólo durante cada aventura, sino durante la vida del personaje. Un buen ejemplo de esto es lo que le pasa a Wells en los pasillos del barco, por culpa de ciertas investigaciones que hizo hace algún tiempo en Castronegro (de la aventura "El Secreto de Castronegro", publicada en el manual básico de La Llamada de Cthulhu de JOC).



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