LAS MASCARAS DE NYARLATHOTEP- CC- 4.23

MALA HIERBA...

Adrián (1)..........Sofía Wells (Srta.)..........Parapsicóloga (amiga de Jackson Elías)

Wells encamina sus débiles pasos hacia el poblado boyoyva. Hay que pedir ayuda. Hay que advertirles. Ellos han creado los demonios. Son los niños. Los niños abandonados. De alguna manera han degenerado convirtiéndose en lo que son.

Tras horas de marcha, Wells llega al poblado. Los asombrados boyoyva observan anonadados mientras Wells intenta expresarse por señas. Observan asombrados. “Los niños. ¡Los niños! ¡Son los niños maldita sea! ¡Los demonios son los niños!” La observan, pero no hacen nada; intentan comunicarse con ella pero no entiende lo que dicen. Agotada por todo, pide con señas que la dejen descansar.
N. del G.: la tribu ha comprendido más de lo que Wells cree. Se actúa rápidamente. Los guerreros de la tribu parten hacia el complejo del coronel. Lo que encuentran allí es lamentable. Decenas de pequeños demonios devorando lo que parecen ser los restos de un par de infortunados. La casa en llamas. Hay que acabar con la amenaza. Pero cuando se acercan ven más. Mucho más. Colgantes regalados a hijas cuando eran aún bebés, en tiempos más felices, cuando había más comida. Prendas cosidas por mujeres tan solo unos meses atrás. Prendas desgarradas, que son lo que queda de lo que un día fueron muestras de amor hacia sus descendientes. Abalorios personales, inconfundibles. Los guerreros reconocen a sus hijos. Su futuro. Aunque el terror sigue siendo espiritual, ahora es más profundo. Visceral. La carne de su carne corrompida por fuerzas tenebrosas que nunca debieron existir, convirtiéndolos en esos horrores voraces.
Ojalá hubieran sido demonios.


Wells despierta al día siguiente para encontrarse un poblado boyoyva de habitantes mucho más tristes y sombríos de lo que recuerda de encuentros anteriores. Además, casi todos son mujeres, viejos y niños. Intenta preguntar por señas, y al parecer los demonios han sido destruidos. Se acabó. ¿Pero por qué están tan tristes entonces? Parece que no se le dirá más. Por miedo a violar algún tabú, Wells decide abandonar el poblado. No está tan segura de que la amenaza haya acabado. Además, ¿dónde estarán los otros?
Se dirige a la plataforma nocturna, y entre los restos encuentra lo que queda del pobre Moore. No hay cadáveres de ninguna de las criaturas, aunque está segura de que algunas debieron de morir. Quizá sus propios congéneres les devoraron.
En el complejo del coronel la escena es horrible. Los cuerpos del coronel y de Joe (o lo que queda de ellos). La casa medio en ruinas. La puerta del garaje echa trizas. El jeep no está. Las marcas de neumáticos en la vegetación entorno a la casa, por donde se encuentran los cuerpos, hasta la carretera de tierra y hasta Dios sabe dónde. Así que al menos ha habido un superviviente. Buro, por eliminación. Pero ni un solo cuerpo de las criaturas, aunque sin duda debió de ser abatida alguna por los hombres. Wells acampa en el edificio de la tienda a la espera de posibles criaturas supervivientes. Pero nada ni nadie ataca.

Al día siguiente coge herramientas para excavar y vuelve a la plataforma nocturna. Aún afectada por la locura. Obsesionada con las criaturas. Se dirige a las madrigueras cerca del río, y excava hasta que se da cuenta de que podría ahogarse bajo las aguas.

Otro día más, y va al cementerio tribal. Decenas y decenas de nuevos túmulos hollan el lugar sagrado (N. del G.: tanto de los guerreros caídos, como de los niños-gules, cuyos cuerpos han sido recogidos por los guerreros supervivientes, tanto del complejo como de la plataforma nocturna. Éste es el motivo por el que Wells no encuentra ninguno). La locura ha hecho mella en ella. Se entierra en el lugar, para atraer a las criaturas, y pasa allí la noche (N. del G.: por suerte, ningún carroñero pasa para devorarla).

Amanece, entumecida. Nada. ¿Realmente se acabó? Bueno, sólo queda esperar a ver si vuelven los de la expedición a la Montaña del Viento Negro. Al fin y al cabo, iban a reunirse en la casa del coronel; esté en ruinas o no deberá esperar allí. Además, no tiene ningún vehículo para volver a Nairobi.


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