LAS MASCARAS DE NYARLATHOTEP- CC- 4.18
LA PLATAFORMA NOCTURNA
Adrián (1)................Sofía Wells (Srta.)........Parapsicóloga (amiga de Jackson Elías)
Miguel Ángel (5).......Buro Yarko..................Nuevo ayudante del Coronel Endicott
Lvis (5)...................Edward Moore..............Misionero
Lo primero que quieren hacer los investigadores es revisar los lugares en donde se encuentran los cadáveres, guiados por el coronel. Aunque no han comenzado a pudrirse, su lamentable estado impide averiguar gran cosa. El coronel, como experto cazador, indica las pequeñas mordeduras que se observan en cada uno de los cadáveres, parcialmente devorados. Son como de pequeños monos; sin embargo, no se conoce de ninguna especie de mono local predadora, mucho menos que ataque al hombre. La astuta Wells observa que todos los cadáveres se hallan entorno a la plataforma nocturna, a uno o dos centenares de metros, por lo que deduce que debían de huír de allí por algún motivo. Efectivamente, encuentran equipo y armas (sin munición) arrojado en la posible huída de las víctimas. En un caso incluso encuentran pruebas de disparos (N. del G.: esto no es del todo cierto. Los pequeños culpables, tan sigilosos como voraces, consiguieron entrar por la trampilla y acabar limpiamente con cuatro de los cinco hombres mientras dormían a pierna suelta. El 5º consiguió escapar saltando por la trampilla abierta escopeta en mano, desde donde no pudo llegar muy lejos cojeando y disparando alocadamente en todas direcciones. Tras acabar con sus presas, las criaturillas arrastraron cuerpos y posesiones fuera de la plataforma, ya que obviamente ésta les iba a proporcionar más comida en un futuro si conseguían que pareciese segura. Una vez saciados, arrastraron aún más lejos los cadáveres, dejando tirado el equipo por el camino. Las otras armas encontradas por los investigadores también estaban descargadas no porque hubieran sido disparadas hasta agotarse la munición, sino porque se dejaban así para evitar que se dispararan por accidente, hiriendo a alguien. Cuando los pequeños seres las robaron y las dejaron tiradas por ahí, se quedaron tal cual, descargadas).
El siguiente paso es lógicamente visitar la plataforma nocturna, un pequeño refugio de madera de tres habitaciones construido sobre soportes a unos cinco metros de altura, cerca de las orillas del Río Mbagathi-Athi. A la plataforma se sube por una escalera de mano. Es la única vía para subir o bajar: ninguna cuerda puede encontrarse en la plataforma nocturna. Contiene comida en conserva y agua para tres días, dos pares de prismáticos, y una caja de whisky Glenlivet (N. del G.: ésta es de la reserva privada del coronel). Hay siete camastros. Dos fusiles Lee-Enfield, una pistola Webley y 100 balas para cada arma se guardan en un armario empotrado.
Hay una habitación central, que da a la trampilla, con ventanas en dos de sus lados. En los otros dos lados están los dormitorios laterales, con una ventana en cada una de sus tres fachadas. Hay una partición divisoria entre habitaciones, también de madera, pero los umbrales de comunicación no tienen puertas. Todas las ventanas tienen mosquiteras y contraventanas de madera.
Un registro superficial no da indicios de lucha como pensaban en principio. Todo parece en orden. Así que vuelven al exterior para buscar alguna otra pista. Y parecen estar de suerte, porque encuentran las huellas de un niño sobre la arena a unos pocos cientos de metros del río. Las huellas se pierden en cuanto en terreno cambia. Cuando las siguen hasta su origen parece que provienen de unas madrigueras como de conejos, cerca de la orilla (N. del G.: estas son algunas de las entradas a los túneles que habitan las criaturas. Hay algunas más en las proximidades de la plataforma nocturna y el resto están en el cementerio sagrado de los boyoyva).
Totalmente desconcertados, los investigadores deciden que es hora de preguntar a los vecinos.
El siguiente paso es lógicamente visitar la plataforma nocturna, un pequeño refugio de madera de tres habitaciones construido sobre soportes a unos cinco metros de altura, cerca de las orillas del Río Mbagathi-Athi. A la plataforma se sube por una escalera de mano. Es la única vía para subir o bajar: ninguna cuerda puede encontrarse en la plataforma nocturna. Contiene comida en conserva y agua para tres días, dos pares de prismáticos, y una caja de whisky Glenlivet (N. del G.: ésta es de la reserva privada del coronel). Hay siete camastros. Dos fusiles Lee-Enfield, una pistola Webley y 100 balas para cada arma se guardan en un armario empotrado.
Hay una habitación central, que da a la trampilla, con ventanas en dos de sus lados. En los otros dos lados están los dormitorios laterales, con una ventana en cada una de sus tres fachadas. Hay una partición divisoria entre habitaciones, también de madera, pero los umbrales de comunicación no tienen puertas. Todas las ventanas tienen mosquiteras y contraventanas de madera.
Un registro superficial no da indicios de lucha como pensaban en principio. Todo parece en orden. Así que vuelven al exterior para buscar alguna otra pista. Y parecen estar de suerte, porque encuentran las huellas de un niño sobre la arena a unos pocos cientos de metros del río. Las huellas se pierden en cuanto en terreno cambia. Cuando las siguen hasta su origen parece que provienen de unas madrigueras como de conejos, cerca de la orilla (N. del G.: estas son algunas de las entradas a los túneles que habitan las criaturas. Hay algunas más en las proximidades de la plataforma nocturna y el resto están en el cementerio sagrado de los boyoyva).
Totalmente desconcertados, los investigadores deciden que es hora de preguntar a los vecinos.
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