LAS MASCARAS DE NYARLATHOTEP- CC- 3.23

EL HOLANDES ERRANTE

Adrián (1)................Sofía Wells (Srta.)........Parapsicóloga (amiga de Jackson Elías)
Dani (5)..................Adrian Eastwood..........Agente de negocios de importación-exportación
Miguel Ángel (4).......David Perchov..............Teniente del ejército de EE.UU.
Migu3l (4)...............Frank Donahew.............Arqueólogo del Museo Egipcio
Lvis (6)...................Steve Donahew............Antropólogo del Museo Egipcio y profesor de Universidad


Gracias al puesto del Teniente Perchov en la embajada pueden averiguar el paradero del holandés, que no es otro que una sucia habitación detrás de una tienda de ropa en la Calle de las Polillas (N. del G.: en una de las zonas más pobres del casco antiguo).
Cuando los investigadores llegan a la tienda el viejo y canoso vendedor está echando fuera del local a varios gatos con una escoba, mientras maldice en árabe. Tras conversar brevemente con el vendedor, éste les deja pasar (N. del G: Wells lleva a su guía-traductor, Hakim, y los primos Donahew tienen nociones de árabe.)

La minúscula habitación del holandés contiene sólo un camastro (N. del G.: si se le puede llamar así) una mesa y una silla penosas, unos pocos libros de egiptología, una lámpara de aceite y un par de botellas de vino vacías. El arqueólogo es de estatura media, un poco rechoncho y ligeramente abotargado por las boracheras. Necesita un afeitado, y lleva un par de pequeñas gafas en la nariz. Su ropa está sucia (N. del G.: rara vez está limpia) y tanto él como su habitación apestan a sudor. Vanheuvelen es un hombre nervioso y excitable con mucha ambición pero carente de sentido común. Su problema de alcohol es intermitente (N. del G.: cuando tiene dinero bebe, y cuando bebe lo hace en exceso, hasta que se le agota el dinero). Tiene un marcado acento holandés pero habla de forma fluida el inglés (N. del G.: y tiene nociones básicas de árabe).

Janwillem Vanheuvelen

Se alegra de encontrarse con compañeros europeos. Cuando los investigadores le preguntan por la expedición Clive, les cuenta lo que sabe a cambio de algo de alcohol. Se unió a la expedición Clive cuando ésta llegó a El Cairo. Estuvo con ellos mientras trabajaban en Gizeh, y estaba allí cundo la tumba con la momia femenina “sin identificar” fue descubierta. Relata la historia de la misteriosa desaparición nocturna de la momia y sus guardias. Vanheuvelen dice que los pergaminos encontrados en la tumba estaban en buen estado y eran perfectamente legibles, contradiciendo lo dicho por Henry Clive. El holandés cree que la momia era en efecto Nitocris, sobre la que apenas sabe nada. Fue despedido repentinamente justo antes de que la expedición preparase su traslado a Menfis. Cuenta que su despido se basó en la necesidad de recortar gastos.
Mientras la conversación con Vanheuvelen continúa, un gato se introduce en la habitación. El arqueólogo holandés interrumpe sus palabras para amenazarle bruscamente con una cuchara, sobresaltándolo. El gato bufa a Vanheuvelen y abandona la habitación.

Revigorizado por el alcohol, Vanheuvelen cuenta cómo encontró lo que le hará rico y famoso. El ambicioso pero incompetente holandés ha intentado durante meses unirse a otra expedición o incluso crear una propia, sin éxito. Hace un par de semanas intentó reconciliarse con la expedición Clive. Un asombrosamente caritativo Martin Winfield indicó al desventurado holandés la dirección de un poco conocido templo en el casco antiguo. Ahí, le dijo Winfield, Vanheuvelen podría encontrar un tema digno de estudio, uno que no sólo le serviría para ser readmitido en la expedición Clive sino que también le haría famoso. El propio Winfield se habría encargado, pero estaba ocupado con la excavación de Menfis, o al menos eso dijo.
Vanheuvelen se aventuró en las estrechas y laberínticas calles y sombríos pasadizos del casco antiguo. Después de callejear por un tiempo llegó a una pequeña y oscura cámara bajo la ciudad. Un fuego ardía en un pequeño brasero ante una antigua estatua de obsidiana de un gato lustroso. Muchos gatos le observaban desde las sombras. Vanheuvelen examinó la estatua y estaba a punto de pensar que todo había sido una pérdida de tiempo cuando descubrió un compartimento secreto en la base de la estatua. Dentro había unos increíblemente antiguos pergaminos cubiertos con jeroglíficos. Afirma que los pergaminos datan al menos de la 13ª dinastía. Ahora los está traduciendo. Unos pocos días, quizá una semana, y habrá concluido.

De los miembros de la expedición Clive, Vanheuvelen dice poca cosa, pero es alabador. Aún guarda rencor con el doctor Clive por despedirle, pero reconoce que su problema con la bebida le llevó a ser expulsado. El holandés está agradecido a Martin Winfield por su ayuda para localizar los pergaminos. Vanheuvelen admira a Johannes Sprech, cuyo conocimiento de los jeroglíficos egipcios le hizo ganarse su respeto. Vanheuvelen también se llevó buena impresión de Agatha Broadmoor y James Gardner, aunque cree que sus teorías sobre Egipto y el Ocultismo están lejos de la realidad.


No hay comentarios:

enlace a la portada del blogenlace a la página principal del foro¿Buscas algo en particular, humano?
Consulta al BIBLIOTECARIO YITHIANO:


MENTES INTERCAMBIADAS:PÁGINAS VISTAS POR CTHULHU-ADICTOS